La técnica de la mesoterapia tiene origen en el 1952 por un médico francés llamado Michel Pistor, que por casualidad se dio cuenta que ciertas inyecciones superficiales de procaína mejoraban el aspecto de la piel.
Setenta años después y con los grandes avances de la medicina y la tecnología, la mesoterapia y en concreto la mesoterapia facial ha ido teniendo relevancia en la medicina estética, donde se aplica principios activos como ácido hialurónico, vitaminas, silicio orgánico, aminoácidos, factores de crecimiento, oligoelementos, minerales y coenzimas por medios de pequeñas microinyecciones indoloras, puesto que el procedimiento se aplica crema anestésica en la zona a tratar y de fácil intervención.
Los efectos son inmediatos, aportando un aspecto rejuvenecido de la piel, mayor hidratación, luminosidad, pureza y brillo. Mejorando la textura, el grosor, reduciendo la flacidez y los daños del envejecimiento ya que estimulan la regeneración celular.
Tanto la duración o los números de sesiones de mantenimiento dependerá del individuo, ya que cada diagnóstico es distinto para cada paciente y su tipo de piel. Factores como la edad, hábitos alimentarios, exposición a contaminación, arrugas profundas, tabaquismo, estrés… serán datos de interés que el profesional utilizará para dictar el tratamiento estético adecuado para cada persona y su nivel de exigencia y el número de sesiones.
La mesoterapia nos proporciona un efecto mejorado de nuestro rostro sin cirugías, evitando el quirófano y minimizando cualquier riesgo. Son muchas las estrellas de televisión, presentadores, actores y modelos que utilizan esta técnica, ahora está al alcance de todos poder lucir un rostro más sano y bello.
