Con la llegada de abril llegan las deseadas lluvias, y con lluvias es esencial circular con neumáticos “saludables”. Estos son el único elemento que pone en contacto el vehículo con la carretera, por esta razón es fundamental someterles a esenciales revisiones periódicamente. Se aconseja observar su estado, cuando menos una vez por mes, y siempre ya antes de iniciar un viaje.
NeLos neumáticos están compuestos de materiales procedentes del árbol de caucho, que son la parte más orgánica del vehículo. Por este motivo, son más sensibles al deterioro por el empleo. Un mal mantenimiento de las ruedas acaba pasando factura a su «salud» y a las prestaciones que ofrece. Además de esto es muy importante utilizar los neumáticos convenientes conforme la estación pertinente.
Estos son ciertos consejos que ofrece el prestigioso taller de reparaciones de Málaga Neumáticos Torremolinos, con más de 20 años de experiencia, para sostener el máximo tiempo posible un buen estado de los neumáticos y que pervivan en el tiempo, además de evitar los síntomas principales:
Cristalización. La cristalización del neumático indica que este no está en buen estado. Los neumáticos se cristalizan en automóviles que pasan bastante tiempo a la intemperie, sobre todo por altas temperaturas, por el envejecimiento por edad y aquellos que reciban mucha radiación solar. En estas circunstancias es conveniente evitar que los neumáticos reciban mucha radiación solar, se expongan a temperaturas extremas y evitar el empleo de neumáticos con más de diez años de edad.
Presión incorrecta. Consiste en sostener la presión correcta en tanto que ayuda a que el neumático se mantenga “saludable”. Circular con una presión inferior a la recomendada reduce la estabilidad, aumenta el peligro de pérdida repentina de aire y el consumo de comburente del vehículo. Una presión excesiva provoca un desgaste prematuro por el centro, reduciendo su vida útil. Además, al reducirse la superficie de contacto se puede producir una pérdida de adherencia, una mayor incidencia de impactos de objetos ajenos, más incomodidad de la conducción y más vibraciones.
La edad. Los neumáticos se estropean transcurrido el tiempo y pierden prestaciones por lo que, aunque no tienen data de caducidad, se recomienda cambiarlos cuando pasan 10 años desde su data de fabricación, aunque no se hayan utilizado o visualmente no estén en mal estado.
Bultos, cortes, roces, bordillazos. Caso de que el neumático presente alguna de estas anomalías, se debería visitar a un especialista para que los revise y evalúe los daños, y si procede, realizar su substitución. Para prolongar la vida útil de los neumáticos hay que eludir golpes pronunciados. Es de vital importancia no intentar arreglar los neumáticos con estas o bien otras anomalías.
Desgaste excesivo. Un neumático desgastado pierde adherencia, sobre todo en suelo mojado. La normativa establece que la profundidad del dibujo de la banda de rodadura no debe ser inferior a uno con seis milímetros aunque, para un mayor agarre y seguridad. Es conveniente no emplear un neumático gastado con una profundidad del dibujo inferior a los tres mm, especialmente con condiciones meteorológicas desfavorables ya que, con el suelo mojado, un neumático desgastado aumenta radicalmente el riesgo de aquaplanning y de exender la frenada de forma preocupante.
Por este motivo, es fundamental utilizar neumáticos de calidad que garanticen la seguridad vial en la carretera y minimice el peligro de padecer un accidente…