La vida es un continuo devenir de cambios, biológicos, psicológicos y sociales. La familia no se escapa de esto, este importante grupo social atraviesa por una serie de etapas que involucran desafíos o crisis, si estos son superados la familia sale fortalecida si no lo logra puede resultar en su menoscabo. Por ello es muy relevante conocer esos desafíos para prevenir resultados negativos y desarrollar las estrategias de afrontamiento que nos permitan superar esas crisis con éxito. Acá se ahondará en los desafíos de la primera etapa, el noviazgo y la conformación de la pareja.
El noviazgo implica que dos personas se gustan y han logrado una afinidad amorosa además de cierto grado de intimidad, confianza y cooperación. Ambos miembros están evaluando fundar una familia, un grupo primario, aparte de su familia de origen ¿Se puede tener una pareja y fundar una familia sin esa “afinidad amorosa”? Claro que sí pero los retos que implica estar en pareja sin dicha afinidad pueden afectar la salud mental de sus miembros y hacer la relación muy frágil.
Durante la adolescencia y en la adultez joven, las amistades y el noviazgo se sobreponen en importancia a la familia de origen; por lo tanto, se tiene más confianza en los amigos, en el novio o en la novia que en los padres y hermanos. Los novios comparten actividades placenteras y tienen pocas obligaciones. En la medida en que hay más responsabilidades y actividades obligatorias que placenteras el noviazgo entra en crisis. Por ello las parejas jóvenes tienen graves conflictos en su primer año de convivencia. ¿Las personas cambian mucho del noviazgo al matrimonio? Claro que si en el noviazgo hay pocas presiones y muchas actividades interesantes y placenteras basadas en el acuerdo mutuo; eso hace que cada miembro de la pareja exprese sus mejores actitudes. Por el contrario cuando prevalecen las presiones, obligaciones y exigencias, se mostrará una faceta distinta.
¿Qué tipo de noviazgo es mejor uno largo o uno corto? Ambos tienen inconvenientes, cuando los noviazgos pasan rápidamente a la siguiente etapa debido a los conflictos, la soledad o a la existencia de un embarazo; aún sin haber madurado el acoplamiento que supone la unión con una nueva persona, las posibilidades de conflicto y ruptura se acentúan.
En el otro extremo están los noviazgos prolongados, aquellos en que los novios son absorbidos por una de las familias de origen y se integran a su dinámica en el rol de novios, esperan tener todas las condiciones idóneas para pasar a la siguiente etapa por el temor a perder la comodidad y seguridad que les ofrece la familia de origen. Cuando después de años se deciden a vivir en pareja, generalmente han perdido el entusiasmo y la flexibilidad que ayudarían a su acoplamiento, por lo que la existencia de conflictos les hará extrañar la estabilidad que vivían con sus familias.
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